Inflación en Estados Unidos golpea la mesa de la FED.

La inflación en Estados Unidos se disparó por encima de lo esperado, al situarse en junio en 9.1% anual, por encima de las expectativas del mercado que apuntaban a 8.8% y por encima del dato de mayo, cuando se ubicó en 8.6%. El ritmo acelerado de los precios se mantiene en máximos de hace cuatro décadas.

Y es que el IPC mensual en junio subió a 1.3%, por encima de las expectativas que apuntaban a una inflación de por sí alta, de 1.1%. Y superior a mayo, cuando los precios subían a un ritmo ya bastante acelerado de 1% mensual.

La administración Biden se adelantó al dato de inflación, advirtiendo que el dato estaría “bastante elevado”, pero asegurando que estaría “desfasado”, ya que no se estaría reflejando aún la baja posterior de la energía.

En efecto, las expectativas apuntan a que la inflación finalmente podría estar llegando a un techo.

La subyacente
Sin embargo, la inflación subyacente estuvo más alta de lo esperado -sin gasolina ni alimentos-, al situarse en 5.9% anual al cierre de junio, cuando se esperaba que se situara en 5.7%, aunque implica una leve disminución con respecto a mayo, cuando se ubicó en 6%.

Y es que en junio la IPC subyacente reflejó una subida a 0.7%, luego de que el mes anterior se situara en 0.6%, lo que rompe en parte la tendencia a la baja que traía desde marzo.

Más restricción de liquidez
El dato de inflación más alto del esperado indica que posiblemente la Reserva Federal de Estados Unidos tendrá que mantener la agresiva política monetaria de alza de tasas y venta de bonos, sin alguna posibilidad de bajar la velocidad.

Las restricciones de liquidez podrían continuar afectando al mercado de valores, además de amenazar al consumo, y a la rentabilidad corporativa, lo que dificulta más el objetivo del organismo de lograr un aterrizaje suave, es decir, controlar la inflación sin provocar una recesión.

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