División. La idea de subir la TPM era una decisión tomada, pero esta reunión del Consejo del Banco Central reflejó una división importante: mientras tres de los consejeros, incluida su presidenta, Rosanna Costa, optaron por un alza de 100 puntos base (la acompañaron Alberto Naudon y Luis Felipe Céspedes), los otros dos miembros optaron públicamente por marcar su disidencia.
En el lado más “dovish” se instaló Stephany Griffith-Jones, quien votó por aumentar la TPM en 75 puntos base. La consejera más novel del BC es la más cercana al Presidente Gabriel Boric, cuyo equipo económico integró. Recientemente causó controversia cuando opinó que la banca comercial privada debería ofrecer tasas más atractivas para incentivar los depósitos en cuentas de ahorro e incluso sugirió al BancoEstado asesor a los que son sus competidores.
Por el lado más “hawkish” surgió Pablo García, vicepresidente del BC y cercano al PPD. Su voto fue por aumentar la TPM en 125 puntos base, lo que la hubiera dejado en 11%. Para el mercado, que García marque esa distancia no es sorpresivo, dado que ya en el pasado había manifestado una disidencia con votos de minoría en solitario en julio de 2019 y en agosto de 2017.
Justificación. El Banco Central reflejó en seis párrafos los antecedentes que tuvo a la vista para aplicar esta alza.
“La inflación mundial ha seguido aumentando y dando señales de mayor persistencia. Los bancos centrales han continuado elevando sus tasas de referencia. El Banco Central Europeo inició su proceso de normalización monetaria durante julio. Destaca la Reserva Federal de Estados Unidos, que ha asumido una postura más contractiva para controlar la inflación. En este contexto, las perspectivas de crecimiento global se han deteriorado, en medio de condiciones que se mantienen desfavorables especialmente para las economías emergentes”.
“Los mercados financieros globales han seguido mostrando una elevada volatilidad, principalmente por la incertidumbre respecto de la trayectoria de política monetaria de la Fed y sus impactos. Las tasas de interés de largo plazo, en general, han aumentado en las últimas semanas y el dólar ha seguido apreciándose a nivel global. El barril de petróleo ha retrocedido a cerca de US$90 (-13% desde la última Reunión), en tanto el cobre ha exhibido vaivenes y se ubica en torno a US$3,5 la libra (+3% desde la última Reunión). Los precios de los alimentos también han mostrado descensos importantes”.
“Desde el anuncio de intervención del Banco Central las tensiones en el mercado cambiario han disminuido. La volatilidad ha descendido y el tipo de cambio se ha apreciado. Las tasas de interés de largo plazo se ubican en niveles similares —aunque con fluctuaciones— a los de la Reunión previa, mientras que la bolsa ha acumulado ganancias. El crédito continúa con un débil dinamismo, en un contexto en que bancos y empresas consideran que las condiciones financieras son restrictivas”.
“La actividad ha seguido su proceso de ajuste tras los fuertes desequilibrios acumulados en 2021. Los datos del segundo trimestre mostraron un retroceso de 0,5% del PIB no minero —serie desestacionalizada— respecto del trimestre precedente. Esta tendencia se mantuvo en julio, mes en el cual el Imacec no minero decreció 0,8% mensualmente en su serie desestacionalizada. Por el lado del gasto, los datos del segundo trimestre mostraron caídas tanto en la inversión como en el consumo. El mercado laboral ha perdido fuerza, observándose una baja creación de empleo y un descenso en las vacantes. La tasa de desempleo no muestra mayores cambios. La variación anual de los salarios reales se mantiene en niveles negativos. Los indicadores de confianza de los consumidores y de las empresas siguen en terreno pesimista”.
“La inflación total ha continuado aumentando y se ubicó en 13,1% anual en julio, mientras que la inflación subyacente —medida por el IPC sin volátiles— subió a 10% anual. El dato de IPC de julio sorprendió al alza, principalmente por el mayor aumento de los precios volátiles. Las expectativas de inflación de las encuestas —EEE y EOF— se han ajustado al alza”.
“Con esta decisión, la TPM se ubica en torno al nivel máximo que considera el escenario central del IPoM de septiembre. Los próximos movimientos de la tasa dependerán de la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la convergencia de la inflación a la meta. El Consejo permanecerá especialmente atento a los riesgos al alza para la inflación, tanto por el elevado nivel que ésta ha alcanzado como por el hecho de que las expectativas de inflación a dos años plazo siguen por sobre 3%. El IPoM que se publicará mañana contiene los detalles del escenario central, las sensibilidades y riesgos en torno a este y sus implicancias para la evolución futura de la TPM”.